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Schiazzano: descubriendo el Provolone del Monaco

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por Claudia Fontana

traducción Siria Cardacino

Schiazzano es una pequeña fracción de Massa Lubrense y es uno de los mayores lugares de producción de Provolone del Monaco. El pueblo, que siempre ha estado vinculado al comercio marítimo, fue en el pasado uno de los pueblos más ricos de Massa Lubrense. Hoy en día los habitantes de Schiazzano siguen basando su actividad principal en el comercio, las actividades agrícolas y la producción de productos típicos de la zona.

El centro principal del pueblo es la iglesia de SS. Salvatore, patrón de Schiazzano. Construida a finales del siglo XVI sobre los restos de una iglesia del siglo XV, se completó alrededor de 1624, como lo indica la fecha que se muestra en el frontón de la entrada. La iglesia es el lugar de encuentro de los habitantes de Schiazzano y, en la plaza delante, dominan los restaurantes y bares de la zona. 

Schiazzano, así como todas las aldeas de Massa Lubrense, destaca por su deliciosa gastronomía. Aquí se pueden degustar los productos típicos y degustar los platos tradicionales.

Con ocasión de la fiesta patronal de SS. Salvatore, el 6 de agosto, se celebra el Festival del Fiordilatte en el pueblo de Schiazzano. El fiordilatte es otro de los quesos típicos producidos en la zona de Massa Lubrense. Durante las fiestas se puede degustar una gran variedad de quesos locales, que se pueden degustar solos o en recetas tradicionales, donde se utilizan como ingredientes principales.

El Provolone del Monaco

En particular, el pueblo es conocido por la producción de Provolone del Monaco, una especialidad de las muchas lecherías de la zona.

Este queso se produce desde 1700 cuando, tras la expansión urbana de la ciudad de Nápoles, los pastores que vivían en Vomero se trasladaron a los Montes Lattari y comenzaron a aprovechar los amplios pastos de la zona.

Provolone del Monaco

El Provolone del Monaco se producía en nuestras tierras y transportado a Nápoles por mar.

¿Quién era el “monje”?

Los transportadores, para protegerse del frío y la humedad durante el viaje, solían cubrirse con una gran capa similar a los hábitos que llevaban los monjes. Desde entonces, las personas que trabajaban en el puerto de Nápoles, comenzaron a llamar al transportador “Mónaco” (monje) y su queso “Provolone del Monaco”.

El queso se obtiene con una cuajada más cocida que el caciocavallo. La maduración es lenta y no requiere la adición de conservantes o enzimas. La maduración, que también puede tener lugar en cuevas de acuerdo con las regulaciones de producción, comienza a partir de un mínimo de seis meses. Son muchas las empresas que, entre los territorios de Vico Equense y Massa Lubrense, han formado un consorcio de protección que lleva este producto a la atención nacional e internacional. 


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La recogida de la aceituna entre las familias de Massa Lubrense

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de Valentina Formisano

El otoño coincide con la época de la recogida de la aceituna. Para muchas familias de Massa Lubrense es el momento mágico que inicia el proceso de producción del aceite de oliva.

Esta zona de historia y mitos goza de hermosos terrenos con frondosas plantas mágicas. La zona tiene el valor de manos que se ensucian noblemente al contacto con la tierra y las aceitunas, de maquinaria que gira incansablemente para exprimir sus frutos. Trabajar la aceituna es un arte en todas sus fases: desde su recolección hasta su molienda, hasta poder saborear su sabor en los platos típicos de la cocina mediterránea.

Las familias

Aprovechando la generosidad de los hermanos Pollio del Agriturismo “La Lobra” y de Antonio Gargiulo de la almazara “Le Colline Lubrensi”, experimento durante un día la magia de la recogida de aceitunas en un olivar con vistas al Vesubio y al pequeño puerto de Massa, suspendido entre el cielo y el mar de sirenas.

En este suelo los hermanos Claudio y Giuseppe Tullio se dedican al manejo natural de un lugar espectacular. Ellos cultivan para devolverle a la tierra lo que la tierra nos da: la vida.

Se recolectan las aceitunas y se plantan hortalizas a la sombra de las terrazas frente al golfo de Nápoles. Aquí, en el pueblo de Annunziata, a pocos pasos de la casa histórica de Giacchino Murat.

Todo alrededor es un paisaje verde, plateado de olivos.

Los colores de este día de mediados de octubre son más intensos y brillantes que nunca, abriendo la mirada al asombro.

Olive a Massa Lubrense

El mar con sus delicados matices es el telón de fondo de las casas de Marina della Lobra, que se vislumbran entre las ramas de los olivos.

El azul de estas aguas ricas en mitos. Es el color de los tradicionales barcos de pesca con los que nuestros pescadores se hacen a la mar. El color del cielo sobre el que se destaca el Vesubio y, a lo lejos, las islas de Ischia y Procida.

Y los olivos que enmarcan este espléndido panorama, como las largas extensiones de limoneros que perfuman el aire de Massa Lubrense.


Valentina Formisano
Fotógrafo y narrador

https://www.valentinaformisano.it/



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Fotografías en el estudio

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Una colección fotográfica, resultado de la investigación antropológica realizada por Deborah Di Bello con las familias de Torca, una aldea de Massa Lubrense.